LA IMPORTANCIA DE LOS PUENTES TÉRMICOS
En el proceso de concepción y diseño de un edificio hay muchos factores que debemos considerar: normativas tanto municipales como estatales, exigencias del cliente, alto nivel de competencia, además de la importancia de la limitación de gasto, entre otros. Es por esto que los técnicos nos vemos obligados a saber desde el principio el funcionamiento energético de cada una de las posibles soluciones para el edificio que se está diseñando.
En los edificios convenientemente aislados y especialmente en los Edificios de Energía Casi Nula (EECN) los puentes térmicos tienen una gran importancia ya que al haber reducido al mínimo posible la transmitancia térmica de los elementos superficiales de la envolvente, la mayor parte de esta transmisión térmica se producirá a través de los puentes térmicos.
Cada edificio tiene unos puentes térmicos determinados, cada diseño los resuelve de una forma diferente. Estamos muy acostumbrados a verlos y podemos prever su localización cuando hay penetraciones completas o parciales en el cerramiento de un edificio, de materiales con diferente conductividad o cuando cambia el espesor de la fábrica, pero cuando hay una diferencia entre áreas internas o externas, tales como juntas entre paredes, suelos o techos, no nos resulta tan familiar aunque también es cierto que es en el que menores perdidas se producen.
Los siguientes puntos críticos permiten localizarlos con mayor facilidad:
- Pilar integrado en fachada
- Pilar en esquina
- Jamba
- Alfeizar
- Caja de persiana
- Encuentro fachada-forjado
- Encuentro fachada-voladizo
- Encuentro fachada-cubierta
- Encuentro fachada en esquina
- Encuentro fachada con suelo en contacto con el aire
- Encuentro-fachada solera
- Encuentro fachada-partición interior
Uno de los principales problemas que suelen aparecer son las condensaciones superficiales. Estas tienen lugar cuando la temperatura superficial de los cerramientos o elementos constructivos es inferior o igual a la temperatura en que el aire húmedo llega a saturarse y comienza a condensarse, creando un entorno propicio para la aparición de hongos y moho.
La aparición de estas condensaciones superficiales viene propiciada por tres factores: temperatura interior, temperatura superficial interior y humedad relativa interior. Si reducimos la temperatura interior, limitamos el confort térmico interior por lo que este factor debería ser invariable; la humedad relativa interior depende del tipo de uso del espacio y de la ventilación, los cuales pueden determinarse según los caudales mínimos de ventilación establecidos por el CTE pero en la actualidad no hay ningún sistema que compense la ventilación con la eficiencia energética, por lo que teniendo el control sobre la temperatura superficial interior utilizaremos este factor para minimizar las condensaciones superficiales, ya que precisamente donde la temperatura superficial de la envolvente es menor, aparecen los puentes térmicos.
En consecuencia a lo anterior, debemos tener presente las condensaciones intersticiales, las que aparecen en el interior del cerramiento. Este fenómeno suele producirse en el aislamiento térmico ya que es donde se produce un mayor incremento de la temperatura, por lo que se moja disminuyendo su eficacia. De aquí dada la importancia de la colocación de barrera de vapor para dificultar el paso de vapor a través del muro, la cual debe colocarse por la parte cálida del cerramiento impidiendo así que la humedad del aislamiento sea elevada. Deberá prestarse mayor atención a los espacios donde tanto la temperatura como la humedad sea más elevada.
Una vez visto el problema que los puentes térmicos pueden acarrear, es importante analizar la importancia que tienen tanto profesionales como normativa. Por ello será necesario hacer un recorrido por la normativa que rige los puentes térmicos, de forma que se determinen la causas que motivan este escaso tratamiento.
El CTE nos propone una serie de soluciones para estos puentes térmicos calculando inicialmente los flujos de calor. El efecto en el flujo que producen los P.T. en la envolvente térmica es la aparición de esto flujos bidimensionales o tridimensionales, en lugar de un comportamiento uniforme. Para poder calcularlo con precisión, se puede hacer uso de métodos numéricos y así obtener resultados mas fiables, pero con un mayor esfuerzo en el modelado.
Φr = (∑Ui Ai +∑ψj Lj +∑ χ θ) (θ i− θe) =Um AT (θi – θe)
donde:
Φr flujo de calor por conducción [W];
Ui transmitancia térmica1 del elemento i de la envolvente [W/m2 K], de área Ai [m2 ];
ψj transmitancia térmica lineal del encuentro j del edificio [W/mK] y Lj la longitud de ese encuentro [m];
χk transmitancia térmica del puente térmico puntual k [W/K];
Um transmitancia térmica media de la envolvente [W/m2 K] incluido el efecto de los puentes térmicos;
AT superficie total de transmisión [m2 ].
Dependiendo de la información disponible, del nivel de modelización deseado y del uso final al que se destine el cálculo, se utilizará un método u otro: método detallado o método simplificado.
Sin embargo, la normativa anterior NBE-CT-79, donde se establecían las condiciones térmicas exigibles a los edificios así como los datos que condicionaban su determinación, era poco exigente con sus requisitos.
En el Código Técnico de la Edificación se proponen una serie de ejemplos para tratar de eliminar dichos puentes térmicos y así la aparición, por ejemplo, de las condensaciones de las que hablábamos anteriormente, que suelen localizarse en rincones formados por el pilar y la pared así como en el punto central de la cara interior del pilar.
En estos el aislamiento térmico de fachada no se interrumpe por la presencia del pilar, considerándose igualmente que el aislamiento es continuo aunque el que protege el pilar sea de otro tipo o espesor. Esta continuidad bien resuelta hace que el puente térmico prácticamente desaparezca, obteniendo unos valores de transmitancia térmica lineal despreciables.