En la actualidad, con el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia, son diversas las consecuencias que afectan de carácter directo o indirecto a nivel global. Algunos sectores de la economía son los más afectados, como los costos de energías básicas, la estabilidad en mercados financieros o las exportaciones de productos agrícolas. Ahora bien, esta situación puede extenderse hacia todos los sectores, incluido al sector inmobiliario, hablamos sobre una posible disminución de la demanda actual de viviendas, de la paralización en inversiones de activos o el incremento notorio de costes relacionados a la construcción.
Aunque el precio desmesurado de las materias primas no es un tema actual, desde el 2020 con la llegada del COVID-19 comenzaron a dispararse, la tensión de Rusia y sus sanciones económicas por parte del resto de países ha provocado que todo esto empeore.
En el caso del mercado inmobiliario, aunque desde el 2020 ha descendido en un 40% la compra de activos inmobiliarios en España por parte de ciudadanos no residentes, se está manteniendo la tendencia en creciente del precio de las viviendas en el 2022, pudiendo decir que están adquiriendo viviendas en el país pagando más que nunca por ellas.
Por una parte, se espera que este conflicto no afecte a la subida de los precios de la vivienda debido a la actual demanda de compra de activos como inversión de refugio frente a la actual inflación y por la demanda de consumo por la existencia de ahorros o condiciones de financiación.
Una gran demanda de compras ligado a una posible oferta limitada por la situación actual sirve como explicación al incremento previsto de los precios de las viviendas en este año. Además, si tenemos en cuenta la subida de los costes de construcción por el aumento de los precios de las energías, podríamos estimar un incremento en la obra de nueva construcción, que inevitablemente volvería a repercutir en la oferta y demanda actual de activos ya construidos, siendo un problema que se retroalimenta.
Como ya hemos comentado, el sector inmobiliario puede suponer una inversión estable en estos tiempos de incertidumbre, consolidándose en un patrimonio fijo, que sólo puede aumentar su valor en el tiempo generándonos mayor beneficio a futuro.
Es por esto que, el comportamiento tradicional de los activos se mantiene frente a la volatilidad de los mercados, intensificándose cada vez más, y llegando a ser una de las inversiones más realizadas en la actualidad.
En el caso del estudio de la compra de inmuebles por parte de los ciudadanos rusos con las restricciones y cancelación de operaciones dada la situación con Ucrania, aunque ya se diera el boom de la llegada de los rusos al mercado inmobiliario español, en la actualidad no tienen tanta repercusión, aunque siguen encontrándose entre los extranjeros que más pagan por activos en España.
Las capitales como Madrid, Barcelona, las islas o la costa mediterránea, son las zonas preferidas por los ciudadanos rusos no residentes para invertir en una propiedad. España es uno de los destinos elegidos por los rusos para adquirir su segunda vivienda.
Desde el comienzo de la crisis ocasionada por el Covid- 19, las transacciones de vivienda por parte de estos ciudadanos han bajado notoriamente con respecto a la totalidad del mercado entre extranjeros de otras nacionalidades, esperándose entonces que esta situación entre Ucrania y Rusia no pueda variar mucho el ritmo actual del mercado entre los ciudadanos rusos.
Por su parte, los ciudadanos ucranianos no se sitúan entre los extranjeros que más dinero invierten en un activo en España, aunque han llegado a alcanzar como récord una cifra más alta que el máximo alcanzado por los rusos.
De la misma forma, el mediterráneo, las islas o las capitales son los destinos favoritos por los ciudadanos ucranianos para invertir en vivienda. Es por esto que el impacto generado por la reducción de operaciones por rusos y ucranianos serán más notorias en estas zonas.